WASHINGTON (CNS) — Los obispos católicos de Estados Unidos dijeron el 29 de mayo que están “con el corazón roto, asqueados e al ver otro video de un hombre afroamericano siendo asesinado ante nuestros ojos”.
“Lo que es más sorprendente es que esto está sucediendo a pocas semanas de otros hechos similares. Esta es la más reciente llamada de atención que necesita ser atendida por cada uno de nosotros en un espíritu decidido de conversión”, dijeron en un comunicado sobre la muerte del 25 de mayo de George Floyd mientras estaba bajo custodia policial en Minneapolis.
Hace unas semanas, Ahmaud Arbery, un hombre afroamericano desarmado de 25 años en Georgia, recibió un disparo mortal, y tres hombres blancos fueron arrestados y enfrentan cargos de asesinato por su muerte. En marzo, Breonna Taylor, una mujer afroamericana de 26 años, murió a manos de policías blancos cuando ingresaron a su departamento en Louisville, Kentucky.
“El racismo no es algo del pasado o simplemente un problema político descartable para ser expuesto cuando sea conveniente”, dijeron los obispos. “Es un peligro real y presente que debe enfrentarse”.
“Como miembros de la iglesia, debemos defender las acciones correctas y justas que a veces son las más difíciles en vez de los fáciles errores de la indiferencia”, dijeron. “No podemos hacernos de la vista gorda ante estas atrocidades y aún sí tratar de profesar el respeto hacia toda vida humana. Servimos a un Dios de amor, misericordia y justicia
“La indiferencia no es una opción”, enfatizaron y declararon “inequívocamente” que “el racismo es una cuestión de vida”.
La declaración fue firmada por los presidentes de siete comités de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos:
Obispo Shelton J. Fabre de Houma-Thibodaux, Louisiana, del Comité Ad Hoc contra el Racismo; Arzobispo Nelson J. Pérez de Filadelfia, del Comité de Diversidad Cultural en la Iglesia; Arzobispo Paul S. Coakley de Oklahoma City, del Comité de Justicia Doméstica y Desarrollo Humano; Arzobispo Joseph F. Naumann de Kansas City, Kansas, del Comité de Actividades Pro-Vida; Obispo Joseph C. Bambera de Scranton, Pennsylvania, del Comité de Asuntos Ecuménicos e Interreligiosos; Obispo Auxiliar David G. O’Connell de Los Ángeles, del Subcomité de la Campaña Católica para el Desarrollo Humano; y el obispo auxiliar Joseph N. Perry de Chicago, del Subcomité de Asuntos Afroamericanos.
Floyd, de 46 años, fue arrestado por la policía tras sospecha de falsificación. Una vez que lo esposaron, un policía blanco lo tiró en la calle y mantuvo su rodilla sobre el cuello de Floyd durante ocho minutos. Un video ahora ampliamente difundido muestra a Floyd diciendo repetidamente: “No puedo respirar”. Parece perder el conocimiento o morir y después fue declarado muerto en el hospital.
Al día siguiente, cientos de personas protestaron en la intersección donde los oficiales de policía llegaron en contacto con Floyd, exigiendo justicia para él y pidiendo por el arresto de los cuatro oficiales involucrados. Los oficiales fueron despedidos el 26 de mayo y, a partir del mediodía del 29 de mayo, los fiscales locales presentaron cargos penales contra al menos uno de ellos, el que fue visto poniendo la rodilla en el cuello de Floyd, identificado como Derek Chauvin, quien fue arrestado y acusado de homicidio en tercer grado y homicidio involuntario.
El Departamento de Justicia federal prometió una investigación “robusta” sobre las circunstancias de la muerte de Floyd.