CIUDAD DEL VATICANO (CNS) — Mientras más países continúan cerrando sus fronteras y recluyendo a los habitantes en sus casas para detener la propagación del coronavirus, el papa Francisco expresó: “Solo podemos salir de esta situación juntos como una sola humanidad”.
En una entrevista publicada en el periódico italiano La Stampa el 20 de marzo, el papa dijo que, aunque los cristianos deben vivir este momento de la historia con “penitencia, compasión y esperanza”, tanto creyentes como no creyentes, “están en un mismo barco” y deben confrontar este desafío juntos.
Además indicó: “Lo que nos ayuda es la sinergia, la colaboración mutua, el sentido de responsabilidad y el espíritu de sacrificio que se genera en muchos lugares.
No tenemos que hacer una distinción entre creyentes y no creyentes; vayamos a la raíz: la humanidad. Ante Dios, todos somos sus hijos”, dijo.
Reflexionando sobre el tiempo de Cuaresma, el sumo pontífice se refirió a los actos de oración y ayuno como ejercicios que “nos preparan para mirar a los demás con solidaridad, especialmente a los que sufren”.
Las oraciones expresadas en todo el mundo durante esta crisis son como aquellas de los apóstoles en la barca, que clamaban a Jesús en medio de la tormenta. Al igual que los discípulos, hay muchas personas clamando hoy día “que se ahogan, sintiéndose amenazadas y en soledad”.
“En una situación difícil y desesperada, es importante saber que tenemos un Padre a quien aferrarnos”, dijo el papa. “Dios nos apoya de muchas maneras. Dios nos da fortaleza y cercanía, tal como lo hizo con los discípulos que pidieron ayuda en la tormenta o cuando le dio la mano a Pedro, quien se estaba ahogando”.
Durante dicha entrevista le preguntaron al papa su opinión sobre los informes de que muchos pacientes infectados con el virus, conocido como COVID-19, mueren solos y aislados sin poder despedirse de sus seres queridos.
Entre las muchas anécdotas desgarradoras que había escuchado, el papa dijo que estaba “sorprendido y afligido” por la historia de una enfermera que le prestó su teléfono a una anciana para poder despedirse de su nieta.
“Esta es la necesidad final, tener una mano que tome tu mano, tener un último gesto de compañía”, añadió. “El dolor de los que murieron sin decir adiós se convierte en una herida en el corazón de los que se quedan”.
El papa Francisco se tomó el tiempo para agradecer a los médicos, enfermeras y voluntarios que, “a pesar del extraordinario cansancio, se dedican con paciencia y con amabilidad de corazón a la atención de los enfermos, para compensar la ausencia obligada de sus familiares”.
El Santo Padre mencionó que las expresiones de solidaridad de hoy en medio de la pandemia, son un recordatorio de que “la humanidad es una comunidad”, y espera que cuando termine la crisis, al igual que en un “período de postguerra, ya no exista el término ‘los otros’, más bien ‘nosotros'”.
“Tendremos que cuidar aún más las raíces: los abuelos y los ancianos, para construir un verdadero sentido de fraternidad entre todos nosotros”, dijo el papa. “Para recordar esta experiencia difícil que sobrellevamos juntos y poder avanzar con esperanza, que nunca decepciona, estas serán las palabras claves para comenzar de nuevo: raíces, memoria, hermandad y esperanza”, añadió.