WASHINGTON (CNS) — Un bufete de abogados que ha demandado anteriormente al excardenal Theodore E. McCarrick e instituciones eclesiales, ha sometido otra demanda legal el 21 de julio contra el prelado que fue expulsado del sacerdocio, entablando una nueva acusación de que presuntamente abusó de su nuevo cliente cuando era niño en una casa de playa en Sea Girt, Nueva Jersey, a inicios de la década de los 80.
En una conferencia de prensa por Zoom el 22 de julio, Jeff Anderson de Jeff Anderson y Asociados de St. Paul, Minnesota, el abogado anunció una nueva querella que –según se informó– fue presentada en la corte superior del condado Middlesex en Nueva Jersey. Explicó que su cliente, identificado con el seudónimo de John Doe 14, fue abusado por un sacerdote en preparación para “conseguirlo” para McCarrick cuando él era obispo de la Diócesis de Metuchen, Nueva Jersey.
Anderson dijo que la nueva demanda identifica a por lo menos siete niños que fueron “entrenados por otros para McCarrick” y además de McCarrick nombra a varias instituciones católicas como acusados, incluyendo la Diócesis de Metuchen, la Arquidiócesis de Newark, Nueva Jersey, y la escuela secundaria católica de varones Essex, la cual cerró en 2003.
La demanda argumenta que a la edad de 11 años, el niño empezó a ser abusado sexualmente por un sacerdote en 1978 en una parroquia de Nueva Jersey y el abuso continuó por parte de otro clérigo en la escuela secundaria católica en la que estudiaba y luego con McCarrick en 1982 –cuando se le dijo al menor que hablara con el prelado porque su familia estaba afrontando dificultades para pagar la matrícula.
La querella dice que el demandante no era el único niño que estaba sufriendo tal abuso en la casa de playa. En una conferencia de prensa, Anderson dijo que John Doe 14 era parte de un grupo llamado “la pandilla”, cuyos miembros supuestamente iban a dormir en la casa de playa que se había comprado con fondos diocesanos. Allí a los chicos se les asignaba donde dormir “y en la noche, con la ayuda de otros, McCarrick se metía en la cama de este niño y cometía un asalto sexual criminal contra él, susurrándole que todo estaba bien”.
Anderson calificó el lugar como “la sórdida casa de playa de la red de sexo infantil de McCarrick”.
“Me gustaría agradecerle a Doe 14”, dijo Anderson refiriéndose a su cliente anónimo. “Antes de que se acercara a nosotros, él estaba sufriendo en silencio, en secreto y con vergüenza por lo que el cardenal McCarrick le hizo”.
“Aunque todavía no hemos recibido la demanda, nuestras oraciones están con todas las víctimas de abuso, hoy y siempre, y los acompañamos en su proceso hacia la sanación y la esperanza”, expresó Anthony P. Kearns III, portavoz y canciller de la Diócesis de Metuchen, el 22 de julio en un comunicado.
“Con la gracia de Dios, todos los sobrevivientes de abuso, particularmente aquellos heridos por miembros de la iglesia, continuarán sanando y saliendo adelante”, dijo Kearns. “Nuestra diócesis renueva su compromiso de prevenir que este tipo de abuso vuelva a ocurrir”.
La diócesis también instó a todos aquellos perjudicados por el clero en Nueva Jersey a que lo notifiquen a las autoridades policiales.
La Arquidiócesis de Newark expresó el 22 de julio en un comunicado que no analizaría ni comentaría sobre asuntos que son parte de un juicio.
“La Arquidiócesis de Newark sigue plenamente comprometida con la transparencia y con nuestros programas establecidos hace mucho tiempo para proteger a la feligresía y continuará trabajando con las víctimas, sus abogados y las autoridades policiales en un continuo esfuerzo por resolver las acusaciones y proporcionar paz de espíritu a las víctimas”, resaltó.
El bufete legal de Anderson igualmente sigue pidiéndole al Vaticano y a otras instituciones de la iglesia que sean transparentes en cuanto a lo que otros sabían sobre los presuntos abusos desde el tiempo de san Juan Pablo II, quien nombró a McCarrick cardenal.
“La demanda de Doe 14 expone el vigente sistema de permisividad papal para el descontrolado abuso de poder por parte de McCarrick y otros”, dijo Anderson.
El postulador de la causa de santidad del papa Juan Pablo, dijo el 15 de mayo que él y la comisión involucrada en la investigación de la vida del fallecido pontífice para la santidad, no encontraron evidencia de que el papa tuviera conocimiento de la negligencia o encubrimiento de los escándalos de abuso.
En noviembre, cuando los obispos de EE.UU. se reunieron como lo hacen anualmente en otoño en Baltimore, el cardenal Sean P. O’Malley de Boston les dio a los prelados estadounidenses una breve actualización sobre el estatus de un informe que puede evidenciar lo que el Vaticano sabía sobre el ascenso al poder del ahora desprestigiado ex cardenal estadounidense. Señaló que el mismo se estaba tardando más tiempo de lo que previamente se creía porque involucra a varias diócesis y que tal vez se esperaba hacerse público en Navidad del 2019 o para Año Nuevo en 2020, pero hasta la fecha eso no ha ocurrido.
El Vaticano le retiró a McCarrick de su estado clerical en febrero del 2019, después de una investigación por acusaciones de que él había abusado de menores al inicio de su trayectoria de más de 60 años como sacerdote y que también había abusado a seminaristas siendo obispo.
Fue por largo tiempo uno de los principales obispos de EE. UU. Viajaba por el mundo representando a la iglesia como un respetado miembro de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, y muchos quedaron sorprendidos de cómo pudo haber ascendido en la jerarquía eclesial cuando se dice que muchos sabían de sus presuntos abusos.
“Le explicamos claramente al cardenal (Pietro) Parolin en el liderazgo de la curia que los sacerdotes y la gente de nuestro país están ansiosos de recibir la explicación de la Santa Sede de esta trágica situación, cómo pudo convertirse en arzobispo y cardenal, quién sabía qué y cuándo”, dijo O’Malley refiriéndose a una reunión con el secretario de estado del Vaticano a principios de noviembre 2019.
“La larga espera ha causado una gran frustración de parte de los obispos y de nuestro pueblo, y en efecto una muy dura e incluso cínica interpretación del aparente silencio”, dijo el cardenal O’Malley.