WASHINGTON (CNS) — En un esfuerzo por contener la pandemia del COVID-19, las diócesis y conferencias episcopales alrededor del mundo empezaron a suspender las Misas públicas.
La medida busca “aplanar la curva”, un esfuerzo para disminuir la congestión en el sistema de cuidado médico de modo que esté disponible el tratamiento.
En Italia, el sistema de atención de salud en algunos sectores del norte desbordó su capacidad en cuestión de tres semanas.
Al mediodía del 13 de marzo, la Organización Mundial de la Salud había reportado más de 132.000 casos en 123 países y casi 5.000 personas habían fallecido.
El 12 de marzo, los obispos de Quebec suspendieron todas las misas del fin de semana en la provincia, hasta nuevo aviso. Se dio este paso en respuesta a las medidas anunciadas por el gobierno de Quebec a fin de prevenir el contagio del coronavirus, que incluye el limitar las reuniones públicas a menos de 250 personas.
Los obispos dijeron que querían “cooperar en este esfuerzo conjunto de salud pública y actuar en solidaridad con las autoridades”.
“Dada la imposibilidad de controlar, en muchos lugares, ese límite de 250 personas reunidas, también tomando en cuenta que muchos de nuestros parroquianos tienen más de 65 años de edad y por lo tanto están en mayor riesgo de contraer el virus”, todas las misas del fin de semana fueron suspendidas –dijeron los obispos católicos de Quebec en un comunicado.
Las iglesias iban a permanecer abiertas para grupos pequeños y para consultas personalizadas, pero se instó a los parroquianos a ver la Misa por televisión, rezar en casa y leer la Biblia.
Varias arquidiócesis y diócesis en Estados Unidos –incluyendo las de Seattle,Chicago y Washington– anunciaron medidas similares. Además de suspender las Misas se exime de la obligación dominical. Algunas diócesis continuaron ofreciendo Misas, pero instaron a todos los que tienen un sistema inmune debilitado –en especial las personas mayores– a quedarse en casa.
La agencia de noticias católicas holandesa Katholiek Nieuwsblad, informó que las misas del fin de semana en Holanda fueron suspendidas hasta el 31 de marzo y que los obispos belgas suspendieron las misas públicas hasta el 3 de abril.
En Irlanda, la mayoría de las Misas públicas se cancelaron luego de que el gobierno insistió en que no deben realizarse reuniones de más de 100 personas bajo techo.
La conferencia de obispos irlandeses informó el 12 de marzo que algunas Misas más pequeñas podían seguir realizándose durante la pandemia, si la reunión se limitaba a menos de 100 personas. Igualmente anunció que todos los católicos irlandeses fueron exentos de la obligación de asistir a la Misa dominical.
En Manila, Filipinas, el obispo Broderick Pabillo canceló las misas públicas desde el 14 al 20 de marzo, según informó ucanews.org. Su anunció se dio luego de que el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, puso en cuarentena a toda la ciudad de Manila para combatir el virus.
Ucanews.com reportó que por siete días, las campanas de las iglesias en la Arquidiócesis de
Manila tocarán al mediodía y a las 8 p.m. para pedirle a toda la gente que recen oraciones especiales para combatir el COVID-19. Además, se convoca a las familias a reunirse cada día a las 8 p.m. para rezar el rosario y leer la Biblia.
En China, donde el número de casos de COVID-19 estaba en descenso, un obispo les pidió a los católicos que continúen evitando las reuniones y alertó sobre inaceptables programas de oración por internet –informó ucanews.com.
El obispo Peter Fang Jianping de Tangshan especialmente hizo la advertencia oponiéndose a la prédica de un sacerdote, el padre Fei Zhisheng, quien argumenta que la enfermedad es consecuencia del pecado.
“Algunas de la enseñanzas del padre Fei no son compatibles con la fe católica y a todos se les recuerda que deben dejar de compartir información sobre el padre Fei”, dijo el obispo Fang.
El padre Fei de Liaoning, al noreste de China, se especializa en entrenar a ministros de la iglesia. En 2007, encontró un grupo de retiro y preparó a predicadores en todo el país.