WASHINGTON (CNS) — Reconociendo la fragilidad de la vida humana ante el coronavirus, el arzobispo de Los Ángeles José H. Gómez, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU (USCCB), compartió una oración por las personas afectadas por el COVID-19, la enfermedad causada por el virus y aquellos que están respondiendo ante la pandemia.
“Nuevamente recordamos que pertenecemos a la misma humanidad, que las personas de este mundo son nuestros hermanos y hermanas, que todos somos una sola familia al cuidado de Dios”, dijo en un comunicado fechado el 13 de marzo.
Recordándole a la feligresía que Dios “no nos abandona”, incluso ahora en este momento de “prueba y dificultad”, el arzobispo instó a los fieles a recordar la importancia de tener esperanza en Jesús.
“Ahora es el momento de intensificar nuestras oraciones y sacrificios por el amor de Dios y el amor a nuestro prójimo. Acerquémonos unos a los otros en nuestro amor por él y redescubramos lo que realmente importa en nuestras vidas”, dijo.
Unidos al papa Francisco, “recemos en solidaridad por nuestros hermanos y hermanas que están enfermos aquí y en todo el mundo”, dijo el arzobispo Gómez. “Oremos por aquellos que han perdido a sus seres queridos a causa de este virus. Qué Dios los consuele y les conceda paz”.
Igualmente pidió oraciones por los médicos, enfermeras y los que cuidan a otros, por los funcionarios de la salud pública y todos los líderes cívicos. “Qué Dios les conceda coraje y prudencia mientras están respondiendo a esta emergencia con compasión y al servicio del bien común”.
Lo siguiente es el texto de la oración del arzobispo Gómez:
Virgen Santísima de Guadalupe,
Reina de los Ángeles y Madre de las Américas.
Acudimos a ti hoy como tus amados hijos.
Te pedimos que intercedas por nosotros con tu hijo,
como lo hiciste en las bodas de Caná.
Ruega por nosotros, madre amorosa,
y obtén para nuestra nación, nuestro mundo,
y para todas nuestras familias y seres queridos,
la protección de tus santos ángeles,
para que podamos salvarnos de lo peor de esta enfermedad.
Para aquellos que ya están afectados,
te pedimos que les concedas la gracia de la sanación y la liberación.
Escucha los gritos de aquellos que son vulnerables y temerosos,
seca sus lágrimas y ayúdalos a confiar.
En este tiempo de dificultad y prueba,
enséñanos a todos en la iglesia a amarnos los unos a los otros y a ser pacientes y amables.
Ayúdanos a llevar la paz de Jesús a nuestra tierra y a nuestros corazones.
Acudimos a ti con confianza, sabiendo que realmente eres nuestra madre compasiva,
la salud de los enfermos y la causa de nuestra alegría.
Refúgianos bajo el manto de tu protección, mantennos en el abrazo de tus brazos,
ayúdanos a conocer siempre el amor de tu hijo, Jesús. Amén.